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El año de la mariposa

· Para los que siguen el horóscopo chino, el 2020 supone ser el año de la rata de metal. Algo me dice, que se equivocaron de animal ·

Date
Oct, 23, 2020

Recuerdo en mi niñez, estar obsesionada con las orugas. Un día una de mis maestras de la escuela elemental nos trajo una pecera con una oruga donde le creo un hábitat para verla transformarse en mariposa.  En el patio de mi preescolar, habían muchísimas orugas, y muchas que perecieron al ser atrapadas por mi obsesión en verlas trasformadas en mariposas. Me las llevaba a casa, en la lonchera o en la mano. Nunca se me dio, aunque vivía con la esperanza de ver ese acto de magia, y de transformación.

Yo pensé que cuando comenzó el año 2020, iba a ser MI AÑO, de esos que tu dices “New Year, New Me” como el 85% de la gente en redes sociales que se creen tan originales, y tan cambiados por el minuto que nos separa del año viejo. Pero el universo y todos sus superpoderes decidieron coger mis deseos a lo literal y descabronarme de cantazo, como un “wax” mal hecho, donde no te cuentan hasta tres antes de halar el primer papelito. Así arrancó el 2020. Después, pensé que en el 2020 iba a darle inicio a mi nueva etapa universitaria donde me iba a encontrar a mi misma y a mi ser más libre; entre las barras y el pariseo, el reggaetón y los panas. Pero el universo me paró el caballito con una pandemia, y como capullo de oruga, me encerré en un recoveco oscuro.  

Es bastante irónico pensar que cuando más he descubierto de mí misma, y cuando más he crecido fue encerrada en mi casa, y es que a lo mejor esa fue mi bendición escondida. Nunca he sido alguien a quien le guste estar sola, en ningún momento del día – incluso voy al baño de casa con la puerta abierta para gritarle a mi mamá y continuar nuestra conversación; pero me hacía falta. Llené tanto tiempo de mi vida con fiestas y con amistades de fines de semana que se me olvidó recuperarme de las cosas que había vivido a principio de año. Como manera de lidiar con las situaciones que me había presentado la vida, decidí ignorarlas hasta que ya no tuve otra opción que dialogar sola con mis pensamientos y mi conciencia que me pedía a gritos que buscara tiempo para sanar.  Lo que se supone que hubiesen sido uno o dos meses de cuarentena se transformaron en periodos eternos de soledad; y ahí es que me di cuenta – que las mariposas no crecen si no se apartan del mundo por un rato.  

No ha sido fácil, y no vengo a decirles la clave del éxito y la cura para la depresión porque no la tengo, en toda honestidad. Pero sí vengo a decirles que tenemos que buscarle el lado positivo a las cosas, y si después de leer esa última línea sigues leyéndome, te digo que el giro más grande que di fue cuando encontré mi valor y me di cuenta que los días grises no duran y que en algún punto sale el sol a secar el suelo donde estabas reposando.

Vivimos nuestro día a día buscándole la razón a todo y tratando de satisfacer a todo el mundo y nos olvidamos que como en los aviones, cuando hay una crisis nos tenemos que poner nuestra mascarilla de oxígeno antes de poder ayudar a los demás; y estuve posponiendo esa mascarilla por mucho, mucho tiempo.

Este año he descubierto, que las transformaciones no nacen de afuera hacia adentro.  No existe el “cuando sea flaca, cuando tenga pareja, cuando me libere del chicho que se me escapa del mahón… voy a ser feliz.” 

Las transformaciones permanentes crecen de adentro hacia afuera. Cuando empecé a ser mas optimista, me llegaron más oportunidades de trabajo, cuando comencé a ser mas auténtica, llegaron las amistades correctas, cuando comencé a tratar bien a mi cuerpo y no abusar de su fuerza, comencé a brillar (y de paso perder aquellos chichitos extras, que total, hasta cariño les he cogido). Dicen que la vida es bien corta, y que no podemos desperdiciar ningún momento, así que decidí que por el tiempo tan limitado que estoy prestada en este globo, voy a vivir como mi mejor versión, y aunque todavía no la he alcanzado, me doy cuenta que somos cambiantes, y tenemos que amar cada pasito de ese camino, para que cuando sigamos creciendo, evolucionando, y volando podamos admirar lo lejos que hemos llegado y podamos celebrar el amor que nos brindamos para llegar hasta aquí. 

Hoy me celebro por amar a la persona que esta sentada escribiendo detrás de este teclado: un ente en plena transformación que decidió, lejos de la pandemia y de lo que establezca cualquier calendario chino, celebrar el año de la mariposa.

November 12, 2020

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